Proyecto

José Luis Carranza

Pintura como territorio de resistencia y expresión

José Luis Carranza es un artista visual peruano cuya obra destaca por su fuerza expresiva, su densidad conceptual y su profundo compromiso con la historia, la memoria y el cuerpo. Su trabajo pictórico, de gran intensidad emocional y plástica, se alimenta de una tradición que va desde los grandes maestros del barroco y el romanticismo —con especial resonancia en la figura de Francisco de Goya— hasta las tensiones y problemáticas del contexto latinoamericano contemporáneo.

Carranza construye imágenes que impactan por su crudeza y lirismo, muchas veces atravesadas por temas como la violencia, el poder, la fragilidad del cuerpo humano, la memoria histórica y la dimensión simbólica del dolor. No se trata de ilustraciones de lo social o lo político, sino de una pintura que metaboliza las marcas del pasado y del presente a través de un lenguaje visual visceral y profundamente poético.

En su universo visual conviven figuras distorsionadas, rostros velados, cuerpos fragmentados y atmósferas densas, trabajadas con una paleta que oscila entre los ocres, los negros, los grises agrietados y los rojos encendidos. La pincelada, a menudo enérgica, parece casi un acto físico de confrontación con el lienzo: una pintura que es también gesto, herida, impulso vital.

Uno de los aspectos más notables de su obra es la manera en que dialoga con la historia del arte sin servilismos ni reverencias. Carranza cita a Goya, a Rembrandt, a Bacon o a la imaginería religiosa colonial, pero lo hace desde una relectura personal, política y profundamente contemporánea. Sus referencias no son citas muertas, sino resonancias vivas que se reformulan desde su propia mirada crítica y desde el cuerpo latinoamericano, ese que ha sido muchas veces negado, silenciado o instrumentalizado por las narrativas dominantes.

A lo largo de su carrera, José Luis Carranza ha expuesto en museos, galerías y espacios culturales dentro y fuera del Perú, consolidando una trayectoria coherente, reflexiva y de gran potencia visual. Su obra ha sido reconocida tanto por su excelencia técnica como por la capacidad de interpelar al espectador desde un lugar incómodo pero necesario: ese donde el arte se vuelve espejo, grito, pregunta sin respuesta.

En un tiempo donde la imagen tiende a lo inmediato y superficial, la pintura de Carranza apuesta por lo profundo, lo denso, lo que duele. Y es precisamente en esa valentía donde reside su relevancia: en devolverle al arte su capacidad de conmover, de resistir, de hacer visible lo que muchos prefieren no ver.